viernes, 3 de noviembre de 2017

Atticus Poetry

“From 
the moment
I saw her 
I knew 
this one
was worth
the
broken
heart.”

“It's a 
lonely
thing, 
protecting 
a breakable
heart”

"She wasnt born herself
she found herself
over a long
and treacherous road
and the more treacherous
the road became
the more of
herself
she found."

sábado, 21 de octubre de 2017

Micro

En la noche densa
el sonido se apaga y se escucha
un maullar.


Solo puedo no pensarte
no pensando

(te).

Aura Serafina
21.10.17

domingo, 2 de julio de 2017

Mini mis

Con tu boca
prepotente desnudéz
me suelo atragantar.

Entre tanto,
entre temores,
entre telones.

Los verdes se encienden
en el preludio de la lluvia.

En huelga con
los escritores nocturnos
de mis sueños.

Los ojos,
cloacas del alma.


Aura serafina
5.nov.13

jueves, 29 de junio de 2017

Proceso creador

Te sentas frente a la hoja en blanco armado de pinceles y pinturas. Tomas de tu taza de desazón caliente y observas. La mueca pesada quiere tocar el piso. Te sentís desnudo de creatividad, la descrees, es un mito. ¿Cómo puede ser que no tengas nada para decir? Sentís que querés ser único, nuevo, abstracto; querés expresar aquello que nadie más. Querés invocar el espíritu que. Querés ser el primero en. Y te das cuenta de que todo eso no sos vos. Y te das cuenta de que nunca se es sólo (uno).

No existe la creación de cero, inmaculada, puramente creativa y desligada. Sería como pretender hablar sin palabras. Construimos a partir de y a su vez somos construidos. No hay concepción inmaculada, no hay aislamiento, la sangre es la misma. 
Todo lo que hay es hijo de... las formas, los colores, la matemática nacieron de la naturaleza (y el hombre las tomó y les dio nombre o línea). Esa madre naturaleza a su vez también es hija de...  Habrá tenido otra que la alimentara a ella de su pecho, que la gestara en su vientre y diera vida. 

Ya ves artista, todos tomamos de algún lugar. No pretendas desligar tu voz de la ágil corriente de voces que te conforman.

A. Serafina

lunes, 29 de mayo de 2017

Ena(mar)arse

¿Dónde dejé mi amor? Lo perdí. Creí haberlo dejado en un banco frente a aquél árbol pero ya no está. Me lo habrán sacado, o quizás se fue, me dejó. Pensé que era nuestro, mío, pero él no quiso ser de nadie. Se acurrucaba a mis pies en las noches frías y calentaba el pecho entre melodías, pero nunca fue mio. De hecho nunca le vi el rostro, si me lo volviera a cruzar ahora no lo reconocería. Quizás porque nunca estuvo allí, porque estaba su espacio reservado, estaba su idea. Yo jugaba al amor, a que te entendía cuando me lo decías pero mi amor nunca llegó. Si se hubiera perdido en el correo aunque sea tendría a quien reclamar. Siento su ausencia y ahí entiendo que no era un ente sino la abertura de un túnel donde se zambulle la gravedad misma.  
Escribo y me sale todo con sabor a mar. Allí estoy, sola en medio de su templanza en un día nublado que parece querer llorar, digo, llover. Sigo allí flotando. Las últimas personas huyen de la amenaza, se cubren con toallones y abrigos y me dejan olvidada allí flotando en el mar frío. Veo como mis límites se pierden, me permeabilizo: me lleno de agua y ella se llena de mí. Me diluyo como solvente, ella gana. Soy sólo un grano más de arena. Mi color se empieza a ir. Cierro los ojos e imagino criaturas marinas a mis pies, rozándome y por primera vez tengo miedo. Esta no será una conquista pasiva, me tomarán por las armas, me harán sufrir pero seré parte de algo. Me distorsionarán pero seguiré siendo. Me ahogaré pero no habré muerto. 
Entonces sí veo otros como yo hundiéndose en el mar, dejándose, y descubro que no, no quiero.  Me muevo, lucho contra corriente. Ya no sé hacia donde pero pataleo y rasguño la espuma. Avanzo hacia la orilla desesperada hasta que el mar me suelta y me acerco lo suficiente como para dejarme empujar por las olas que me dicen 'te estaré esperando cuando te lo desees'. Pero no me animo, y mis pies tocan la arena. Me arrastro hasta sentarme-sentirme ya a salvo. Nunca tuve tanto frío.
28/05/17
Aura Serafina

sábado, 6 de mayo de 2017

Con Lengua

    En italiano o francés la palabra “extrañar” no existe, en cambio tienen “necesito" o "me hace falta”. Y lo raro es pensar que al no tener el  concepto, no solo no se usa sino que influye –en su falta o en su presencia- en la forma de pensar y comprender el mundo. Las palabras son el camino pavimentado de la razón, es por donde transitamos, es el contacto que establecemos con nuestro mundo. Y lo que está por fuera del camino es el caos de la posibilidad, de lo carente de límites –que encaminan la comprensión-. Por eso me encanta la idea histórica del desarrollo de la lengua, que vayan surgiendo palabras nuevas no por mera invención sino por la necesidad de expresar realidades nuevas y  formas de entenderlas. Lo maravilloso es que no sean sólo palabras que se unen al mundo material por medio de sentidos, sino que muchas de ellas son abstractas y subjetivas, por lo que agregar nuevos conceptos de este tipo es romper estructuras mentales fijas y literalmente agrandar el mundo.
       Que alguien entienda “te necesito” a partir de un “te extraño” dice algo sobre cómo siente. La primera frase tiene un tinte más materialista y egocéntrico (para expresarlo toscamente), y la otra tiene un dejo de nostalgia encima. Pero esta es una observación a nivel individual, ¿qué pasa a nivel social/contextual? ¿Por qué en alguna parte del mundo se precisaría utilizar más una que la otra? ¿Por qué si son tan diferentes se las identifica? ¿Acaso es el contexto socio histórico el que propicia determinado tipo de anhelos? O para tocar otro vértice de este tema ¿por qué queremos creer que existen los mismos conceptos en diferentes idiomas, por qué pretendemos unificarlos como si el hombre los hubiera ido develando a forma de materia preexistente? Me hace acordar a lo que decía Miguel Ángel sobre encontrar la escultura que existía ya escondida dentro de la piedra. Este tipo de visión tiene que ver con la historia y cómo en el correr de los años fueron cambiando nuestras creencias; por ejemplo, aquél Miguel Ángel hoy estaría pecando de idealista.
       Es más rico pensar que no es una búsqueda del tesoro de conceptos ya determinados porque ellos no pre-existen. Y sin embargo, muchos de ellos se comparten con otras culturas, entonces se puede pensar que si no son los conceptos los que nos unen – como entidades necesarias- , quizás somos nosotros mismos como raza quienes ya venimos con una predisposición a…. ver o sentir de determinada manera. Me parece increíble que compartamos un piso de entendimiento, aunque sea parcial, porque eso que se toca afuera en la sociedad no es lo mismo que necesariamente se toca dentro de un individuo, o entre diversos individuos.
Dije que nosotros somos el tema en cuestión y no las palabras o “realidades” como algo original idealizado, pero es medio imposible no caer en idealizaciones cuando se ve a donde hemos llegado. A veces no puedo evitar ver al hombre como Miguel Ángel veía a la piedra, las cosas son tan COMO SON, que a veces pareciera que las bases hubieran estado sentadas dentro de uno esperando a ser activadas. Lo maravilloso es que sólo se pueden activar por algo externo (porque todo nace del diálogo) y habiendo tantísima variedad y posibilidad de entornos, tiempos, personas, situaciones... las cosas terminaron siendo como son hoy. En este mar de posibilidades que se hayan dado cosas específicas y concretas. Esto y no aquello. Entiendo porqué alguien creería en la predestinación o en “lo que tiene que ser” o “lo correcto” (del tipo de valoraciones con las que no estoy de acuerdo) porque hay cosas que hoy día no pueden no-pensarse.
Por ejemplo se pueden pensar en aspectos de la personalidad de alguien que si se lo ve hoy día parecen inevitables, intrínsecos, que vinieron con la persona… pero en algún momento no-fueron. ¿Cómo es que algo no haya sido desde siempre? ¿Qué se era antes de eso? ¿Todo es transformación, dónde está el origen entonces? Podría parecer que aquello siempre estuvo en potencia, velado hasta ser expuesto por una genial contingencia o ante el tránsito de un camino que lo llevó a eso. Pero a veces se asemeja más a una casualidad o accidente… necesario.
      Por ejemplo, pienso en que alguien “descubra” aquello que quiere hacer de su vida, y que eso es algo tan particular como esgrima, por ejemplo. ¿Cuántas veces en la vida estamos expuestos a este extraño deporte y cuantas posibilidades hay de que lo encontremos justo cuando estemos en la sintonía apropiada para recibirlo como aquello que deseamos hacer? Me gusta el papel que juega el tiempo, los momentos exactos -que no son todos- para que algo se dé. Creo que la respuesta no es que hay un solo camino sino que cada camino que se elije es perfecto por el hecho de ser elegido. No existe LA opción correcta previamente establecida (¿establecida por quién, un ser superior que dirige todo?). Pensar y regirse por ella como si fuera algo como otro-de-uno, invierte absolutamente los motores de la vida, nos vuelve pasivos, cuando es esa idea imaginaria y avasallante la que es pasiva en contraposición a la persona –activa- encargada de armar su camino. Tener semejante idea en mente, ya la hace imposible de ser alcanzada porque no existe lo puro absolutamente. Entonces, lo que hace a algo único y “perfecto” es la confluencia del mundo con el ser en la armonía exacta del tiempo. Se necesita de uno en este acto, y abandonarse ante ideas religiosas (x ej.) que ponen todo en manos externas es la ironía máxima que hace que nunca se llegue al horizonte deseado.
       Ver la naturaleza desde afuera sin sentirse parte de ella es alienar nuestra participación en la perfección de la vida misma, porque toda vida es perfecta por el mero hecho de SER, de haberse concretado de una forma y no de otra.

sábado, 4 de marzo de 2017

Cuando calumniaron al Diablo

     Hoy en un café me puse a leer un artículo sobre la imprecisión de la figura del "diablo" en la Biblia, sobre cómo realmente fue una construcción paralela y dadora de forma al discurso biblico. Se mencionaban los diferentes nombres que hoy le conocemos pero que en ningun texto representaron a la misma "persona", entonces se planteaba la pregunta de cómo o porqué hoy armamos el perfil del Diablo-Satán-Lucifer torturador de almas pecaminosas... Y me puse a pensar, en realidad si el diablo (la ficción católica) fuera realmente malo como se lo perfila, no torturaría a aquellos que cumplen con su deseo (maldad, pecados..) sino que los recompensaría. La idea de que castigue a los traviesos suena más a que el Diablo-malo fuera en nombre de la religiosidad que golpea a sus ovejitas a fin de que no se salgan del camino, es decir que no sería algo separado u opuesto del Dios-bueno, sino un sirviente suyo. Así el Dios católico dejaría el trabajo sucio de convencimiento y educación en manos de su amiguo el Diablo. Dios como la ley y el diablo como el policia con el fierro. "No hagas porque Dios todo lo ve". Pero ¿si ese Dios todo poderoso no estuviera observando? La idea es que nunca te salis con la tuya porque SIEMPRE hay alguien que mira... pero digamos que justo se le metió una basurita en el ojo a Dios y el obediente católico podría tranquilamente pecar, entonces si antes no lo hacía no era por amor a Dios, sino porque sabía que su acción no pasaría inadvertida. Es decir que se crian a los siervos religiosos con el alimento Pavloviano de "si haces algo malo te castigo"*, por lo que el hacer buenas acciones carece de mérito porque su fin último es egoista, es para salvarse a uno mismo. Aquel aprendizaje que imparten ciertas religiones deriva en seguidores obsecuentes que no piensan por sí mismos sino que cumplen. Una religion basada en el castigo es una religión con malos parenting-skills.
                   Todo esto me lleva a que la ausencia del mal no equivale al bien, es decir que no son opuestos, no son esa dualidad subyacente a todo como nos vienen diciendo desde hace siglos. Sin querer robarle palabras a Sartre, en mi opinión existen el Ser y existe la Nada, y cada uno agrupa dentro de ellos diferentes capas que luego connotamos negativa o positivamente. Porque bien y mal son subjetividad, provienen de la mirada del espectador-hombre ante una situación. Las cosas son buenas o malas para alguien, no lo son en sí, es decir que no existen valores comunes totalizadores e inmanentes. Hay sí y no, existencia efectiva y no existencia, gris y color (blanco y negro para mi es la mirada estrecha como de quien pretende que Capitalismo y Socialismo son cosas opuestos... otro post). Gris no es en mi mente un color meramente, sino la falta de tono. Lo es para mi porque ademas de espectadores somos actores, entonces reinterpretamos las cosas constantemente para sacarlas del mito de la "objetividad" y hacerlas nuestras, la vida es para cada uno porque la única vida que conocemos es la que se ve desde nuestros ojos. Por eso digo mito, por eso me opongo a la idea de bien vs. mal como algo preexistente, objetivo, indudable; sugiere una mirada externa a todos, totalizadora y reguladora... pero si tal mirada existiera no tendríamos acceso posible a ella por lo que todo intento de objetivizacion o ideas reguladoras son en consecuencia inventos del hombre puestos en una boca mucho más grande e imposible de comprobar. 
                    No soy del todo pesimista, de hecho, no soy atea (otro post... ) pero hablando sobre las palabras que se ponen en boca de ese Ser que nos garantiza el bien y la justicia, me causa gracia que inconcientemente la gente continue haciendolo. Lo veo como quien le habla a su espejo y pretende que la figura del otro lado del espejo tiene la verdad. Ponen sus palabras, sus pensamientos en boca de un ser superior -que los avala- y de allí sale la discordia inter-religiosa y porqué en mi mente no es tanto un acto de fe sino de inclinación y creencia. El otro día escuché en la calle a una señora mayor decir "Dios sabe porqué hace las cosas". Tambien enganché un documental sobre una Iglesia Baptista que atacaba (literalmente) a los gays argumentando que su Señor no los quería y que eran pecadores y que su Señor los salvaría a ellos-los-puros porque eran elegidos y vivían bajo sus leyes, etc etc. Es increíble como todos le ponemos nuestras creencias a la imagen que tenemos de Dios en vez de dejarlo hablar... porque ¿quien lo escucha? Cada vez más veo similitudes con El Mago de Oz porque retrata a la perfección el poder de la creencia puesta en una imagen que al final del dia no ejerce su poder como Ser en sí sino como imágen tranquilizadora. No se necesita más que una idea, una necesidad para que las personas empiecen a usar la cita de autoridad más perfecta e incomprobable. Si yo quiero Dios dice que soy la reina del mundo y el fundamento es el mismo que poseen las religiones que dicen "Dios quiere esto.. o Dios piensa aquello...".
                      En aquél artículo Diablo-reivindicador señalaban que "Satán" es un término hebreo para denominar "adversario" o "acusador", utilizado anteriormente como adjetivo (qué interesante nuestra costumbre de objetivizar/personificar adjetivos). Continuando con sus argumentos para iluminar la razón de nuestra concepción actual de Diablo, marcaban que en la biblia no existe como tal aquél personaje que hoy conocemos como Diablo o rey del inframundo (muy pagana esta idea). Y no puedo más que concluír con que este personaje no es más que un intento de polarización y control* que nos hace volver a la falsa dualidad inicial. Por esto mismo me gusta tanto El nombre de la rosa, porque trivializa al Mal, lo saca de su pedestal religioso y lo pone por fuera, en las personas mismas. En la historia de Eco, el mal no es el enemigo a derrotar, sino que es el fanatismo por erradicar ese mismo Mal: es el hombre que se mira al espejo y escucha hablar a su imagen, es la serpiente que se come la cola, es el heroe intentando huir de su destino. Y lo irónico es que  la maldad que intenta combatir el asesino de la abadía, termine siendo su accionar mismo aunque él nunca lo llegue a ver porque era avalado por su Dios contra el Satán, del adversario, el libro prohibido. Ese es el peligro del falso-dualismo-objetivo perpetuado por algunas religiones, esta idea de hablar en nombre de Dios (razón por la cual en la Edad Media habia lectores aprobados para acceder a ella, como si eso no fuera menos contradictorio) en donde cada uno termina repitiendo lo que cree con la espada todo poderosa de la "verdad divina" en su mano.